Muchas veces quienes padecen o padecieron síntomas de origen intestinal, que desencadenan en un sinfín de patologías que te impiden vivir con normalidad tu día a día, ya sea histaminosis, disbiosis, sibo, resistencia a la insulina, lupus, y un largo etc.. de enfermedades que casualmente digamos están en el ala «no importante pero pendiente de resolver» de la medicina tradicional y a las que generalmente «camuflan» dentro de algún tratamiento para el estrés y una receta para la ansiedad…
La mayoría de las personas con éstos síntomas llevan el mismo diagnostico y se quejan que sus médicos siempre lo achacan a la ansiedad y se sienten incomprendidos… pues va a ser que a nuestro médico en realidad no le falta razón, y no podemos olvidar el eje intestino-cerebro del que ahora tanto se habla y que no es una «moda» como muchos dicen… si no simplemente que la medicina avanza! Otra cosa es que nuestros médicos decidan ir o no más allá de una receta para «taponar momentáneamente» esos síntomas.
Y aunque es cierto que no siempre todos esos síntomas tienen su origen en el estrés, ya que también cuenta una alimentación inadecuada o como me gusta decir a mí «camuflada» ya que muchas veces «creemos» que estamos comiendo sano pero sin embargo estamos comiendo alimentos altamente azucarados o con aditivos añadidos, confundidos por las etiquetas de «sin» «bienestar» «energía», etc… pero no hay que olvidar que esas «marketianas etiquetas» suelen camuflar otros ingredientes no tan saludables, tan fácil como dar la vuelta al envase, sacar las gafas de leer…y mirar los ingredientes del producto…
Pero a lo que vamos con el estrés, es bastante habitual que quienes acaban con esta sintomatología, puedan tener ya indicios de la misma a partir de los 20 años y se encuentren a los 40 con un historial médico y un periplo de especialistas sin tener un diagnóstico claro mientras siguen peleando día a día por aguantar las 8 horas de trabajo al pie del cañón aguantando los mareos, cansancio, dolor de cabeza, etc…. Si no hay un diagnóstico claro durante tanto tiempo hay un estrés cronificado que sigue creciendo, y ahí se enlaza la pura «química» que somos y empieza la conexión eje intestino-cerebro, los síntomas se disparan, el cortisol, la insulina y otras hormonas se descontrolan y encima nosotros mismos echamos más leña al fuego con las preocupaciones externas y con todos esos opresores del siglo XXI como son el «acoso silencioso» de las redes sociales que a muchas personas crean situaciones de dependencia, culpabilidad, malos entendidos, en fin que si «no estás» estarías más tranquilo y no te tendría que importar que a otras personas les importe que estés o no estés, porque si tienes que dar explicaciones sobre por qué estás o no estás… pues mal vamos… podría ser que estás donde no deberías estar!
Para muchos el 2020 fue una fuente de estrés difícil de controlar y sobran los motivos, en mi caso tuve 3 problemas familiares y personales añadidos que por suerte se fueron solucionando éste 2021 (si al final te das cuenta que lo que ayer te angustiaba tanto hoy ya no importa) pero como siempre digo el estrés venía siendo mi «asignatura pendiente» para terminar de cerrar el ciclo de esa sintomatología que me acompañaba, y aunque la formación de Coaching Nutricional me dio muchas herramientas para solventar el estrés, sin embargo necesitaba algo más, como suele pasar a veces desde fuera ves lo de los demás muy claro y lo nuestro también pero a veces hay algo que estás gestionando mal y sigue anclando tu estrés cronificado, así me hicieron hace unos meses un regalo anticipado de 6 sesiones de Health Coach, que al ser grupal me ayudó a entender que mi problema era la gestión del tiempo, al ser sesiones grupales pudimos comparar cada uno hasta que punto cosas como intentar quedar bien con todo el mundo o estar demasiado pendientes de las redes sociales crea una gran presión en las personas, yo por suerte no era de los casos más preocupantes del grupo pero allí descubrí que la adición a las redes sociales y a buscar la aprobación de los demás es un gran problema para muchas personas y tiene solución!
Ésto me hace recordar que mis mejores amigas no tienen wasap, ni facbook, pero sí tienen teléfono de los de toda la vida, de esos que hacen «ring ring descuelgas y hay una voz al otro lado», o nuestras «vino-llamadas» vía zoom. En las sesiones me di cuenta que casualmente son los momentos con ellas con quienes me siento realmente yo.
En las sesiones grupales, la mayoría coincidimos personas con estrés cronificado y muchas ya tienen esos síntomas asociados al eje intestino-cerebro, cada uno tenía sus propios motivos, así hay casos de lo más variado, os cuento pinceladas de cada caso y las pautas de resolución (muy resumidas para no alargar en demasía ésta entrada) de alguno de esos casos allí expuestos:
1.Problemas laborales, trabajar en algo que no te gusta
Este debe ser un caso muy habitual porque 2 personas (y media) del grupo estaban al borde de la depresión por éste motivo, de hecho se estaban medicando con antidepresivos por ello, en algunos casos por una mala relación con los jefes o simplemente porque el trabajo les aburre o no les llena en absoluto.
La «desintoxicación»: en este caso, pasa básicamente por intentar ver tu trabajo como algo para conseguir un fin, haces 8 horas (o las que te correspondan) de trabajo al día y te da un dinero para disfrutar del resto del día y de tu tiempo libre. Además de intentar buscar un trabajo o compaginar tu trabajo con otro que realmente te llene y, solo el simple hecho de hacerlo te motivará y te dará la energía para dar el paso y cambiar de trabajo con el aliciente de salir del malo y dar el salto al bueno sin tirarte a la piscina vacía.
2.Problemas familiares, desacuerdos y/o rencillas
Otro caso que abunda, parte me tocó a mí, son los problemas familiares, muchas veces generando estados de culpabilidad a causa de las propias insatisfacciones de otros que hacen recaer en ti de diferentes formas.
La «desintoxicación»: hay un libro que leí hace unos años y seguro la mayoría conocéis y es «Tus Zonas Erróneas» de Wayne Dyer» , éste libro es el mejor antídoto para no dejarse influir por las insatisfacciones o frustraciones de otros, de verdad ponlo en práctica y te sentirás libre!
3.Problemas de saturación de redes sociales
Y dejo para el final el mayor estresor del siglo XXI, las redes sociales, por suerte en mi caso me encontré dentro de un término medio, pero en las sesiones había personas que incluso no podían silenciar el teléfono durante la sesión.
Como comentaba antes, conozco gente que no utiliza redes sociales, sí que tontearon con ellas cuando todos caímos en sus «redes» pero estuvieron el tiempo justo para salir corriendo antes que condicionaran sus vidas, ¿quién no tuvo experiencias de tener que dar explicaciones a sms enviados con una intención y sin embargo la persona que los recibía «entendía» otra cosa?, los sms fueron una fuente de malentendidos, así como instagram se convirtió en una fuente de necesidad de aprobación para otros y de subidones a golpe de acumular «me gusta». Lo mismo pasa con wasap, si no respondes ¿por qué no respondes? o si dejas un grupo ¿por qué sales del grupo? pues porque no me apetece, no hay más, pero quizá ya el tener que dar explicaciones por algo tan insignificante te produce toxicidad, así que sal porque estabas en el grupo incorrecto!
Muchos es cierto que las utilizamos por motivos de trabajo, pero el quit de la cuestión está en la correcta gestión del tiempo (y ahí encasillaba yo) y estar en ellas si de verdad quieres estar. Una gran trampa que reconocimos todos son los grupos de wasap, entraron a colación desde la primera sesión, y si yo me quejaba de ellos pude comprobar que para quienes tienen hijos en edad escolar, los grupos escolares son una auténtica tragedia social!. El problema viene que la mayoría de las veces te «meten» en algún grupo sin tu querer o ni siquiera saberlo, seguro alguna vez os pasó de repente ver que te entran chat y no saber ni qué grupo es ese, yo suelo salirme en un plis, o luego estan esos otros que casi no utilizas y no te aportan, «los queda bien» que como decían en las sesiones solo utilizas para poner unos emoticonos de risas de vez en cuando si ves que otros se ríen porque a veces entre tanto chat ni los lees.
La «desintoxicación»: aquí hay 2 opciones, una es prescindir de ellas y con quien realmente quieras hablar simplemente dar a la tecla del botón verde «llamar», y la otra es hacer un borrado de contactos de la agenda ¿a que también os sobran más de la mitad?, sí, un Marie Kondo telefónico, eso sí que relaja!
Silenciar los grupos que no te aporten, a mí me agobiaba mucho los click de notificación durante las videollamadas, por ello la receta fue silenciar la mayoría, y si alguien te tiene que decir algo urgente te escribe y listo. Las redes sociales hace mucho que las tengo silenciadas porque te saturan y no avanzas, ahora mucha gente que me escribe por Instagram ya sabe porque tardo en contestar!. En la gestión del tiempo una de las ideas es leer los chat cuando termines de trabajar, los del trabajo los lees durante las horas de trabajo y los de ocio los puedes dejar para la noche, pero al final cuando te desconectas de las redes descubres muchos más entretenimientos que relajan tu mente y que posiblemente entres para dar a borrar conversación directamente y liberar espacio en el teléfono. Muchas personas que no dependen de las redes sociales curiosamente trabajan al 100% vía internet, y usan otras opciones más saludables como Telegram o Zoom. Y como regalo en la última sesión y viendo que el tema de redes sociales nos robaba tiempo a muchos, nos regaló la güinda del pastel que hoy mismo empezaré a leer, me encanta el título -> Por si lo queréis leer
Pues aquí tenéis 3 tips y 2 libros recomendados que os ayudarán a controlar ese estrés cronificado que la mayoría de las veces está de esa sintomatología relacionada con el eje intestino-cerebro.